Portada de la novela histórica de Juan de la Cruz del jesuita Pedro Miguel Lamet
Me encontraba sentado realizando tareas universitarias y decido poner un "playlist" de canciones de la comunidad de Taizé, de la cual les he ya comentado. Me topo con las letras de Juan de la Cruz:
El alma que anda en amor,
ni cansa, ni se cansa,
¡Oh! ¡Oh!
El alma que anda en amor,
ni cansa, ni se cansa.
¿Cómo no es posible cansarse de repetir y repetir una acción? Se viene a mi mente el desplazamiento del síntoma con el que se interpreta la cadena significante S1-S2 propuesta en la teoría psicoanalítica. Pero este no es precisamente el punto que me sorprende. Hemos revisado en clase con profesores psicoanalistas, que existe un término denominado "otro goce" que está del lado del desborde, que no tiene significante que logre darle medida de regulación (cuando hablo de goce, hablo del cuerpo). Y precisamente este "otro goce" estaría vinculado con todo aquello de lo que nos hablan los místicos en sus textos sobre su relación íntima con ese Dios que los sobrepasa...
No hay comentarios:
Publicar un comentario