lunes, 23 de mayo de 2016

"La sabiduría tiende a crecer en proporción a la conciencia de la propia ignorancia"

Me pidieron unas palabras de lo que significa recibir un premio académico en la universidad que estudio. Aquí mi texto:

La sabiduría tiende a crecer en proporción a la conciencia de la propia ignorancia.
Anthony De Mello
Por: Álvaro Rendón Chasi
Estoy convencido que el conocimiento implica una responsabilidad de la cual cada sujeto deberá dar cuenta en su diario vivir. No es medible por números ni estadísticas, pienso. Tampoco se encuentra amparado por papeles o documentos oficiales, ni siquiera por los reconocimientos académicos que se puedan coleccionar en la carrera universitaria y profesional. Si “carrera” es lo que engancha al conocimiento en un marco institucional, lo más subjetivo, lo que atañe a cada uno, definitivamente no tiene un tiempo cronológico, por tanto, su lógica no es de la inmediatez o rapidez.
El evangelista Juan habla de un Logos encarnado para explicitar que la vivencia cristiana es Palabra hecha carne, pero no cualquier palabra, es una que atraviesa la existencia misma e invita a una reunión en comunidad para su transmisión. En el budismo se afirma que la ignorancia es la raíz del sufrimiento y que cada uno es responsable de implicarse en el proceso que liberaría al humano del ciclo samsárico, pero esto es alcanzable a través del amor y la compasión hacia los seres sintientes. Si evoco a estas tradiciones es para percatarme que el conocimiento encaminado a la sabiduría tiene tres partes: razón, afecto y lazo social. No se pueden traicionar unas a otras y su germen necesita de un tiempo lógico que, referenciando a las tradiciones mencionadas, podría implicar 2000 años o eones. Pero siempre hay un presente en donde es posible ser sensible a las realidades que evoca la historia.
Poder dirigirme a ustedes, a quienes interese una reseña sobre qué significado puede tener recibir un reconocimiento académico en mi Alma Mater: Premio Unidad Académica 2015, es poder expresar que esto es parte de un camino que he elegido, como profesional del área de la psicología clínica. Este camino implica una responsabilidad con el conocimiento, sobre el saber-hacer con el mismo. Tenemos el ejemplo de Alfred Nobel, inventor de la dinamita, quien ante la iluminación intelectual, creó un artefacto que alcanzó las dos vías de la realidad humana: la vida y la muerte. Siempre seremos responsables de las acciones generadas, quizás algunas pueden ser más sutiles que las otras. Entre lo vivificante y lo mortífero queda una elección, de la cual nadie se libera. Ojalá nos alcance el valor y la voluntad para elegir todo aquello que construya y no lo que devaste. 

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